Hace unas semanas, me pidió el pinchólogo (apodo cariñoso con el que he denominado a mi alergólogo) un análisis de sangre para comprobar cómo voy con mis alergias. Llevo como unos cinco o seis años (aproximadamente) vacunándome de mi alergia a los ácaros.

Mi alergólogo asegurándome que todo irá bien
Al principio yo era como la gran mayoría, que ni miraba a la aguja porque me daba pavor y pensaba que eso terminaría atravesándome la vena y sangrando a chorros toda la habitación. Pero eso ya ha cambiado. Ahora soy mayor.

Miedos fuera
De hecho, la enfermera, que ya me conoce por mis visitas anuales (si no era por el tiroides era por las alergias, pero eso del tiroides ya es otro mundo más superado en mi vida), es verme y recordar que las agujas infantiles y yo somos BFF. Por lo visto mis venas son delgaditas. Ya podía serlo toda yo.

Versión de Clover sabrosa y sensi
Total, que después de una semana esperando mis resultados con la esperanza de haber reducido a cenizas mi incompatibilidad con los ácaros, resulta que sigue dando positivo.

Yo, nada sorprendida
Y es que al parecer, puedes haberte inmunizado y seguir dando positivo. Vamos, que a mí ahora me tiras una bola de pelusas a la cara, e igual ni me inmuto.

¡Ácaros a mí!
Pero bueno, lo importante no era esto, porque al fin y al cabo, sí que llevo tiempo notando mejoría en ese aspecto (ya no lloro mientras limpio). Lo que me dejó muertica, fue el resto de resultados. Lo del kiwi y nuestro amor imposible ya me lo esperaba porque tuvimos un affaire y por poco no me mata el muy cabrito.

La traisión del kiwi
Me salió alergia al melocotón, o por lo menos a la piel del melocotón. Es que sigo consumiendo melocotón y todavía no me he visto falta de aire, pero sí que es cierto que me sale cierto bultito en el labio tras comerlo...

Yo atando cabos frente al pinchólogo
Las gramíneas a tope, eso como siempre. Esta primavera pasada por poco no me quedo tiesa en la cama. Todos los orificios taponados (hasta el ojete, sí). Y los ojos inyectados en salmorejo, llorando a las puertas de mi muerte en soledad. Aunque parezca que exagero, que lo suelo hacer, pero en esta ocasión no. Es que me moría, literalmente, en la cama.

Esta habría sido yo si me hubiese plantado en el hospital, que es lo que hay que hacer, niños y niñas
También me salió al olivo, unas plantas que no sabía ni que existían (pero que mi sistema sí que las conoce bien) y otras mierdas más con nombres en latín que ya ni recuerdo. No. Yo tampoco sé cómo puedo seguir viva.

De algo hay que morir
¿Conclusión? Al parecer es mejor que coma con cuidadito ya que cualquier alergia salvaje puede aparecerme de la nada. Con lo que me gusta a mí la fruta, ahora tengo que empezar a consumirla con respeto y cariño.

Yo intentando caerle bien a los alimentos
El pinchólogo ha decidido que voy a descansar una temporadita de la vacuna (bendito sea, porque eso de ir a pincharte una vez al mes para aguantar tres días a tu brazo coloradito y sensible, como que no) para "ver qué tal te encuentras en estos meses" y que más adelante, tal vez haríamos pruebas nuevas y a empezar con otra vacuna para otra de mis tantas alergias.
¿Contenta? No. Esto significa que, posiblemente, voy a tener otra experiencia religiosa en primavera, porque no habré empezado aún con esa vacuna y las gramíneas vendrán a mí para ponerme a prueba.
O a matarme.
Who knows?

¡A por la primavera!
Rezad por mí, hermanas.

PD: Tengo una novela publicada en Amazon
Soy hermoso. Cómprame.
PD2: Permitidme que insista en que la leáis. Os dejo los enlaces, por si os da la picá.
Libro de tapa blanda: Es precioso. No lo digo yo (que también) pero es que ya lo demuestra él solito.
Kindle: Que os sale gratis si disfrutáis de los placeres inconmensurables de Kindle Unlimited.
Lo puedo decir más alto (escribiéndolo en mayúsculas) pero es que más fácil no lo puedo poner.
Si has llegado hasta aquí y te has comido todo el drama ¡gracias apañá o apañao!

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